Pensamientos suicidas.

Tuvo miedo de abrir el cajón y coger la pistola
tuvo miedo de salir al balcón y mirar hacia abajo 
tenía que espantar a sus pensamientos 
¡Malditas pastillas! 
Sólo podía gritar, 
 dejar de repetirse a si mismo 
lo inútil que es
lo tonto que es,
había perdido su autoestima.
¡Malditas pastillas!
Tampoco podía relajarse con el alcohol 
porque se ponía más violento.
No sabía ya que hacer con su vida
( si lo que le pasaba era llamarse vida).
Recorria la casa nervioso,
 no podía sentarse, 
no podía relajarse.
¡Malditas pastillas!
Ya no podía llamar a sus amigos 
ni a su familia porque los había perdido.
Hasta que un día, armándose de valor, 
abrió una ventana y se lanzó al vacío.


Comentarios