Si no estoy pisando el barro y tragándome el polvo, no estoy en la vida.
Si no estoy junto a los ríos, los mares, no esta mi corazón latiendo.
Si dejo de ser niño, si no rehuyo de mi adolescencia,
si no me equivoco, es que no estoy viviendo.
Me gusta igual la luz que la oscuridad,
Las tormentas que el silencio,
el viento que entra en las casas, y es testigo mudo de los secretos de alcoba,
la lluvia que te recuerda tu fragilidad, que debes buscar refugio en este salvaje mundo que hemos creado.
La naturaleza nos avisa,
la naturaleza nos previene
la naturaleza nos guía
la naturaleza nos pide auxilio.
Y, de vez en cuando, hay que dejar los zapatos en casa, para estar en contacto con la tierra,
para sentir la tierra,
para sufrir con la tierra.
Dejemos de buscar el paraíso,
dejemos de cruzar el infierno,
no soñemos con mundos imaginarios,
solo la tierra nos necesita,
y nosotros a ella.
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