Marruecos. El león a punto de rugir.

 











Marruecos, puente hacia Occidente.
Marruecos o sus gentes abatarrotando las plazas de los pueblos al caer el sol.
Lluvia de sol y color dondequiera que vayas. 
Mantos de estrellas que te arropan en el desierto.
Niños que corretean junto a ti; "Un dirham, amigo".
Marruecos o el juego de miradas en cada esquina; “Necesitas algo, ven conmigo, amigo, conozco un buen restaurante, un buen hotel, una buena tienda".
Gentes que se esconden por quererles hacerles una fotografía:
"No amigo, no me robes mi alma".
Paseos tranquilos por las medinas
Viajes por el interior del país, donde los niños, agazapados en el borde de la carretera, te saludan con las manos extendidas.
O chavales que en las entradas de las aldeas te reciben a pedradas.
Marruecos, lugar donde no existe el tiempo.
Marruecos, o el león dormido a punto de rugir.




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