Corro
no puedo volver atrás,
enfrente, el precipicio
solo me queda arrojarme
entre la mas
tenebrosa oscuridad.
No sé rezar,
solo confiar
aparezcan
los ángeles
y me lleven
al manantial,
al origen,
al germen
de la existencia.
Allá donde
solo existen
lagos de aguas cristalinas
y nadar junto las sirenas,
dejarme seducir por ellas
y luego dormir
en las doradas
y finas arenas
esperando
en paz,
con sosiego
el canto del cisne
que me retornará
a la vida mortal.
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