La acababa
de violar, pero pudo reducirle , aún así,
él, tirado en el suelo, la miraba con arrogancia, con sonrisa insolente, porque
sabía que era policía y no le podía matar. Ella, sin embargo, mientras estaba
apuntándole, estaba en estado de shock, todavía muy agitada, temblorosa, desorientada.
Sabía que no podía dispararle, sabía que pronto
volvería a estar libre.
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