Próximo día, primer día.






El café recién hecho.
La cama con las sabanas recién lavadas,
con olor a lluvia y cielo.
Los paseos sin prisa.
Las tardes lánguidas.
Las noches que te abrazan, y es cuando desaparecen las horas, el tiempo pierde sentido, y empieza la vida.
El amanecer que te recuerda que el sueño debe volver a empezar.

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