Miedo a crecer.
No dudamos en olvidarnos.
No nos arrepentimos del dolor del amor.
El verso nos mato.
Cambiamos lo racional por la fantasía.
Representábamos cuentos de hadas. Volábamos con Mary Poppins.
Jugábamos con Peter Pan porque no queríamos crecer.
Mentíamos como Pinocho porque nos angustiaba enfrentarnos a la realidad,
Los versos invadieron nuestras mentes, hasta el punto de confundir la
realidad con la ficción.
Nuestros latidos eran ritmos frenéticos de improvisado jazz.
Ya nos olvidamos de nuestro nacimiento porque nos creíamos inmortales.
Nuestra vida fue un verso.
Y nunca dejamos de creer en cuentos de hadas.
Y nunca dejamos de creer en cuentos de hadas.
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